En una región rica, regada por el río Aragón
habitó, al parecer, un grupo tribal estipendiario del Conventus
Caesaraugustanus, que con el nombre de Carenses cita Plinio.
Varias piedras halladas con inscripciones romanas lo corroboran.
La palabra castillo y, quizás, la de la antigua comarca de Cara (cuyo núcleo principal estaría asentado en la actual Santacara) podrían haber dado origen al nombre actual del pueblo. Si bien esto último parece discutible, no así la presencia del mencionado castillo. Los testimonios de su presencia son varios, por ejemplo:
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Antiguamente también
existían, dentro del actual témino municipal, el lugar de la
Encisa, del que apenas hoy quedan restos, así como otros pueblos,
algunos de ascendencia romana: Castelmunio, Marcuelles, Puy
Redondo, Oliva, Samasi y Villaruz, casi todos notorios en la
Edad Media y que desaparecieron como municipios autonómos al quedar
incorporados al patrimonio de la abadía.
Alfonso I el Batallador dió a sus pobladores hacia 1125 el fuero de Medinaceli que ademas de declarar a sus moradores exentos de importantes tributos, determinaba que los judíos quedasen sometidos a las mismas penas que los cristianos. También otorga el fuero de Cornago a los pobladores de Encisa de Bardena, de la media Bardena, de Puy Redondo, de Puig de Almanar, y de Figarol en enero de 1129. Pero con la implantación del cenobio de La Oliva y el empuje señorial del mismo, pronto se convirtió en villa abacial desde enero de 1162, con el rey de Navarra Sancho VI el Sabio hasta que en el siglo XIX consiguió su autonomía municipal. Sancho VII el Fuerte los hizo libres e ingenuos al tiempo que dictaba un nuevo fuero distinto del anterior y bastante modificado. Los vecinos de Carcastillo en pleito con el monasterio de La Oliva en 1319, al haber causado la muerte del baile puesto por el abad en la villa, reciben «una completa normativa sobre los derechos y obligaciones de los vecinos de Carcastillo, donde se articulan específicamente los límites del vedado de la abadía, el uso de la acequia y el agua para el riego, el pastoreo y la conducción del ganado por las cañadas, el pago de los diezmos y primicias al monasterio, así como otros asuntos comunes a ambas partes». Es en esta circunstancia en la que aparece el término de Larrate y de Saso por primera vez, al parecer, en un documento escrito. Es este también un testimonio bastante completo de toponimia del momento. Villa que gozó de asiento en las Cortes de Navarra, figuraba siempre en los libros de Comptos como parte de la merindad de la Ribera o Tudela, a cuyo partido judicial pertenece en la actualidad. Fue siempre la villa lugar de referencia por su encrucijada de caminos:
En 1459 se regula una nueva normativa, derogando la anterior de 1319, más acorde con la situación del momento. Hasta el 12 de enero de 1465 no será ratificada de forma definitiva. Fue víctima de un saqueo, estando la villa desierta, el 23 de octubre de 1706 por las tropas del archiduque Carlos, pretendiente a la corona española en la guerra de Sucesión. |
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